Hola a todos soy Fani y soy neurótica.
Cuando no me hacen caso, me siento realmente mal. Me siento ignorada, que no tienen en cuenta mi valía como persona, siento que no me quieren, que no soy importante para la vida de ninguna persona, que nadie me quiere tener en su vida o que soy totalmente
prescindible para todos.
Me genera frustración y coraje  y pienso que cómo es posible que no hagan caso a una persona tan valiosa, inteligente y buena como yo.
Yo tiendo a hacer caso a cualquier persona, incluso a gente que no me gusta por algún motivo, para que no se sientan heridos, para no lastimar su orgullo o sus sentimientos. Sin embargo, suelo ir a lo mío. Necesito a las personas, pero me aíslo bastante, porque
la mayoría de tiempo estoy en mi mundo. Si las personas están presentes, paso todo el tiempo pensando lo que los otros opinarán de mí, haciendo lo posible por aparecer como alguien inteligente, sensata, buena persona, atractiva…
Cuando las personas no están presentes, simplemente, no me acuerdo de ellas ni de sus problemas, ni siquiera de mis buenos sentimientos hacia ellas. Y así pasan días y semanas y meses sin que, por ejemplo, llame a amigos o a familiares. Luego, cuando
ellos hacen lo mismo que yo, siento resentimiento hasta el punto de amargarme la vida, y amargársela a los demás por necesidad de rebelarme, de intentar hacer algo para que me consideren y me tengan en cuenta, para llamar la atención. A veces, entre mis
estrategias para llamar la atención está el auto-compadecerme, mostrándome como una especie de mártir.
La relación con las personas me causa sufrimiento: no saber qué hacer, cómo mostrarme natural, espontánea…Observo a las personas que pienso que son personas emocional y psicológicamente sanas para intentar imitarlas, pero hasta ahora no ha dado resultado.
Nada ha hecho que yo me sienta bien y tranquila entre la gente; sólo lo consigo unas pocas veces, con algunos amigos, pero no es suficiente, porque incluso con esos amigos en ocasiones pasa algo con lo que me vuelvo a sentir ignorada y rechazada.
Tampoco soy capaz de decir lo que pienso y siento, me cuesta mucho porque temo que la imagen que dé ante esas personas no sea buena y terminen rechazándome y, lo que es peor, me siento con mucha inseguridad en mis sentimientos, pensamientos y deseos que, ante una petición, me cuesta mucho el responder conforme a lo que yo deseo o necesito verdaderamente; he observado que este comportamiento confunde mucho a los demás.
Esta situación no la he podido trascender todavía; creo que tiene mucho, muchísimo que ver con el bajo aprecio por mí misma y con experiencias que he vivido a lo largo de mi infancia y juventud, lo cual no me ha preparado tampoco para enfrentar cierto tipo de
experiencias como adulta. Estoy trabajando en ello con el grupo, el programa, los lemas, las tradiciones, y confío en llegar a resolverlo y poder tener una vida social y familiar más tranquila, la cual pueda disfrutar sin resentimiento, con alegría y libertad.
Gracias. Serenas 24 horas a todos.